.:. CELEBRACIÓN DÍA DEL ANIMAL .:.

 

 

Cosa curiosa, que cada uno de los 365 días del año se encuentre consagrado a una celebración determinada; diferenciamos, al menos, de dos clases complementarias, las locales (días de las distintas patrias, natividades o fallecimientos de sus héroes emblemáticos, algunos pocos trascienden su ámbito geográfico) y los internacionales, al estilo de los religiosos, aunque también restringidos si no por las fronteras, al menos por las feligresías que sus perímetros protegen, o, más universales todavía, como el consagrado a Los investigadores, la danza, el libro u otras especificidades, entre ellas  la Filosofía, y, hoy, el día del animal.
El día del animal, biológicamente bien entendido, debería incluir también a los seres humanos, los cuales, en la escala zoológica, se auto-ubican en la cumbre del proceso evolutivo, hecho que, a pesar de esta galanura,  para muchos aferrados a una distinción ontológica esencial con el mundo de la naturaleza no deja de ser un zarpazo que atenta contra su dignidad absoluta.
El día del animal invita al respeto de quienes  comparten con nosotros la vida en el planeta, una vida llena de resplandores y oscuridades, ocasionados, ambos,  por la especie humana y, a la vez, heredados, de la propia  naturaleza o supuesta obra de otras entidades a las que, la especie humana civilizara.
Celebrar el día del animal habrá de traer mayor dicha colectiva que cualquier otro aniversario que festeje una guerra o similar violencia, y, ahora que nos encontramos dependiendo, y temiendo, cada vez más, una Inteligencia Artificial que nos gobierne, haremos bien en fotografiarnos con nuestras mascotas o cuantos otros animales, salvados de la barbarie tecnológica, habiten las reservas que la todavía inteligencia nuestra, supo crear para la salvaguarda del planeta que habitamos.

 

Carlos Enrique Berbeglia 

 

 

 

 

 

 

 

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